ORACIÓN AL
RECIBIR LA LUZ DE BELËN
Por Antonio DIAZ
TORTAJADA
Delegado de Religiosidad
Popular
Señor Jesús tu
eres nuestra luz y eres la luz del mundo.
Nuestra vida,
Señor, es un candil en medio de la casa oscura,
y los que se
encuentran con nosotros necesitan
nuestra luz para no tropezar.
nuestra luz para no tropezar.
Señor, que esta
luz de Belén nos enseñe
a aprender a no
es suficiente ser luz.
Hay que ser luz
para los demás.
No es suficiente
ser luz para los demás.
Hay que serlo
desde el ámbito apropiado.
Al entronizar
esta luz de la paz de Belén
junto a la
imagen del Dios-Niño
ilumínanos,
Señor, con tu Espíritu.
Y déjanos sentir
el fuego de tu amor en nuestro corazón.
Señor, que
guiados en tu luz demos fruto.
El Evangelio es
luz de los hombres,
no es para
esconderlo en los archivos de nuestras inteligencias.
El Evangelio es
para llevarlo con nosotros
en el corazón y
manifestarlo con obras y palabras,
y tener la misma
valentía de sacarlo,
como cuando
sacamos nuestra billetera
o nuestra “tarjeta de crédito”.
o nuestra “tarjeta de crédito”.
No por nosotros sino
para que los que entran
en nuestra vida tengan luz,
en nuestra vida tengan luz,
No por nuestra
vanidad,
sino para que los que andan a oscuras puedan ver.
sino para que los que andan a oscuras puedan ver.
Dejarnos iluminar,
Señor, ser luz...
En medio de la
oscuridad siempre viene bien
algo que nos
ayude a encontrar el rumbo.
En nuestro
bautismo se encendió en nosotros la luz de la fe,
no para uso
individual, sino para que quienes pongas
en nuestro camino
"tengan luz", te conozcan y te
sigan.
Que sepamos ser
luz para los demás
y estar atentos y disponibles
y estar atentos y disponibles
para ayudar,
cuidar y servir.
Que sepamos
entregarnos cada día, en lo cotidiano, lo pequeño.
Que sepamos ser
testigos del amor de Dios que es para todos.
Que nos
olvidemos de nosotros mismos
y pongamos la
mirada y el corazón en el otro.
Ayúdanos a mantener
la esperanza.
No dejemos de
soñar con un mundo de justicia y equidad.
Que con el
empeño y la colaboración de todos,
hagamos brotar
la justicia, la solidaridad, la
fraternidad y la fe.
Señor, danos la
luz para no perdernos, para no tener
miedo,
para no
tropezar, para reconocer al otro...
Que seamos luz
que guía en las noches,
que llene de
esperanza los túneles de nuestros días...
Que nos dejemos
iluminar por ti que dijiste:
“Yo soy la Luz
del mundo”
Amén.
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